Por Mariannis Visaez
Sobre la cabeza de una joven que trabaja sumergida en su laptop, un reloj hecho con tazas para café se sostiene en la pared; en este lugar pareciera que toda hora fuera adecuada como hora del café.
No solo porque es el olor que más predomina, ni por el tintineo de las tazas de quien lo está preparando para los presentes, sino porque parece que es la combinación perfecta cuando se tiene un libro en las manos.
Dos personas conversan de pie, cerca de una biblioteca que muestra libros prácticamente nuevos, y que están al alcance de quien quiera leerlos.
Junto a la chica que da vida al work coffee, una señora en su celular aprovecha la señal de wifi gratis. No pasó mucho para que guardara su dispositivo y se uniera a la conversación de las dos personas junto a los libros. Sin pantallas, las tres personas tenían una acalorada, pero gustosa conversación sobre las injusticias que suceden en Ciudad Guayana. Esa es la primera señal de resistencia, la conversación cara a cara, tener un libro en las manos, antes que mirar una pantalla.
Para Nidia Lizardi, dueña y administradora de Astrom Librería Café, todo parte de enriquecer la vida literaria en Guayana y brindar opciones diferentes a una ciudad industrial que ha recibido a muchas personas de diferentes partes del país, atraídos por el auge que tuvieron las empresas básicas.
Es precisamente este declive, el que podría ser la puerta para que de nuevo las letras y el arte tengan espacios en la ciudad, ahora promovidos por emprendedores.
La gente se está refugiando en esa búsqueda (…) en el arte para tener una vida más plena, con un poco más de sentido (…) el arte y la cultura le dan sentido a la vida” expresó Lizardi.
Fue en septiembre de 1993 cuando nace Astrom Libros Técnicos, en el Centro Comercial Mami. Luego, tras el surgimiento de una innovadora zona comercial se convirtieron en pioneros del Orinokia Mall, en un intento por estar en el lugar de moda inauguraron allí una sucursal, que se proyectaba bastante bien.
La permanente crisis económica hizo que tuvieran que cerrar su sede en el C.C Mami, un golpe, que aunque difícil, les permitió enfocar todos sus esfuerzos en mantener la sucursal del Centro Comercial Orinokia Mall.
En ese tiempo ofrecían libros técnicos, sin embargo, era algo que gustaba, que abarcaba diferentes áreas (medicina, maternidad, cocina, etc) y aportaba a la formación de la comunidad guayanesa.
Desde sus inicios el propósito fue el mismo de ahora, lograr que con libros técnicos o sin ellos, los guayaneses acudan por una dosis de conocimiento y cultura que les permita alimentar el espíritu.
Astrom Librería Café, es ahora su nuevo nombre. Guardaron los libros técnicos y sacaron los libros de suspenso, amor, crecimiento personal o best sellers que se ven desde la vitrina. Los curiosos se acercan, y algunos tienen el valor de entrar y preguntar. Desde afuera se ve como una tienda de libros, pero se mantienen los esfuerzos por ser vistos como una cafetería.
Quieren aportar más, por eso le dan espacio a encuentros de poesía, clases de pintura, reuniones de negocios, work coffee, talleres y club de lectura, en su esfuerzo por marcar la pauta en Guayana más allá de los libros.
Nidia Lizardi siempre quiso convertir su tienda de libros técnicos en lo que es ahora, tomó la inspiración de una visita a México, donde vio por primera vez una cafetería con ese concepto de Librería- Café, por allá en 2007.
No tuvo miedo de recrear un concepto que se ve mayormente en las grandes capitales y reproducirlo en una ciudad que, aunque planificada y con miras a ser grande, no cumplía con los requisitos de las principales urbes del mundo.
Algunos ya lo habían intentado. Librerías con conceptos distintos ya buscaron en el pasado tener su espacio en la ciudad, pero no corrieron con la suerte que hoy tiene Astrom Librería Café. A tal punto que los que tuvieron la oportunidad de visitarlas ni siquiera recuerdan sus nombres.
Cuando los libros técnicos no fueron suficientes, Nidia encontró la oportunidad de hacer realidad eso que llevaba tiempo queriendo. En 2019 empezó la transformación como método de resistencia ante una crisis económica y, además, a otra mucho más difícil que afectaría al mundo entero. La ilusión del cambio se vió truncada temporalmente con la llegada de la pandemia.
Entre risas rememora cómo la emoción de empezar de nuevo, tuvo que esperar. El cierre de las universidades, colegios y las normas para prevenir los contagios por la covid-19 era el único tema en la palestra y nadie quería arriesgarse a tomarse un café, ni tocar un libro que habría pasado por muchas manos.
Las armas más poderosas que tuvo para resistir la crisis económica que trajo la pandemia, eran las más temibles: montones de libros y un buen café. Porque claro, con cualquiera de los dos sucumbías a esta nueva propuesta.
Quiso mantener su esencia con los libros, pero esta vez con un nuevo aliado, en un país donde el café se bebe más que el agua.
Eso le dicen quienes visitan el lugar. El espacio cuenta con mesas y pequeños sofás, que son ocupados por las personas mientras leen o aprovechan el wifi gratis.
Con ilusión cuenta cómo los jóvenes se emocionan cuando por fin compran sus libros, o la tierna escena en la que le ruegan a los padres por uno nuevo para la colección.
Es muy gratificante. Estoy haciendo algo que de verdad llena a las personas y les estoy brindando esa oportunidad” celebra Lizardi.
Ella vio una necesidad -quizás reforzada por la distancia que impuso la pandemia- de brindar un lugar donde las personas pudieran reunirse y compartir.
«Aquí las personas se conocen y hacen amistades»
Además, está consciente que en numerosas ocasiones las personas que hacen vida en el local no tienen para adquirir sus libros, así que los libros usados y algunos descuentos, son las herramientas con las que ella mantiene la motivación de los lectores.
Nidia define su vida en la librería como una montaña rusa, por lo difícil que es enfrentar los días desolados, pero los días más movidos, donde la algarabía y la curiosidad hacen presencia la mantienen motivada.
Le alegra formar parte de la movida cultural que está creciendo en la ciudad. Le parte el corazón cuando la librería se llena, y no hay espacio para nadie más, dejando a clientes deseosos en la puerta con ganas de entrar.
“Amo la librería, amo lo que hago, amo este trabajo, me siento feliz”
Para ella siempre ha sido algo de dar y recibir. Le contenta saber que brinda un espacio en el que los guayaneses pueden conocer sobre poesía, lectura, hacer coworking, reuniones de trabajo y su paga -además de los ingresos-, es la satisfacción de ver cómo sin importar la edad, quienes visitan la librería escapan un poco de la realidad.
Lizardi ha notado que los jóvenes están ansiosos por tener un lugar donde intercambiar sus experiencias y sus opiniones.
Ve cómo buscan fortalecer su personalidad y anhelan un crecimiento en muchas áreas. Destaca el hambre que tienen las nuevas generaciones de ser una mejor versión de sí mismos. Los libros más demandados son los relacionados con crecimiento personal y la superación.
“Los muchachos quieren ser excelentes y no porque fueron a la universidad, sino porque están procurando trabajar en sí mismos, a través de la lectura”, afirma con conocimiento de causa.
Los jóvenes y el emergente movimiento artístico en la ciudad le dan esperanza, su espacio ha sido el lugar en el que nuevos talentos dan a conocer sus expresiones artísticas.
Incluso ella misma ha descubierto pasiones que no sabía que tenía.
Menciona que quedarse en Guayana es cosa de valientes, porque sabe que quienes están, tienen mucho que dar a la ciudad y se esfuerzan día a día por hacerlo, no todo está perdido.
Como Nidia hay muchos otros que siguen viendo en Ciudad Guayana el único lugar donde pueden ser ellos mismos, siguen descubriendo lugares, personas y talentos que resaltan con su arte los colores ocultos de una ciudad donde no todo lo que brilla es oro.
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