En las entrañas de los bosques tropicales del estado Bolívar, al sur de Venezuela, hay quienes intentan consolidar la siembra del grano amazónico como una vigorosa actividad económica capaz de sanar las tierras heridas por la deforestación, a causa del extractivismo, y generar desarrollo para las comunidades.

Laura Clisánchez – 9 de julio 2023

 

En Bolívar los cacaotales se extienden promovidos por el aplomo de quienes trabajan las tierras. Rodeadas por yacimientos auríferos, las plantas de cacao crecen en paralelo al cauce de los afluentes del río Orinoco, formando parte del pulmón vegetal. La tierra cálida y húmeda donde florece sigue la misma ruta del Arco Minero del Orinoco.  

 

Un sabor a frutos secos, guayaba y concha de mandarina endulzado con papelón y caramelo invadirá el paladar de quien por primera vez pruebe una barra de chocolate artesanal al 80% hecha con un cacao que, por cierto, no salió de la ruta tradicional del cacao en Venezuela, engranada por Sucre, Miranda, Aragua, Mérida, Yaracuy, Lara y Portuguesa. Sino de las tierras de Guarataro, un pueblo de otrora tradición agrícola ubicado en el municipio Sucre del estado Bolívar, en el sur del país: territorio amazónico. 

Fuera del mapa oficial, la octava ruta del cacao en Venezuela está en Bolívar, y clama por el reconocimiento de su tradición ancestral. De sus municipios Sucre (Guarataro – Maripa – Puerto Cabello del Caura – Aripao y medio Caura), Cedeño (Caicara del Orinoco – Sábana de Cardona – Los Pijiguaos), Angostura (La Paragua) y Piar (El Buey), salen sacos de cacao fermentado, seco, en baba o en maraca, que se terminan comercializando en otros estados del país, sin nada que certifique que son de la zona. 

Los aromas del cacao que se cultiva en Bolívar – y toda la región Guayana – son cítricos, frutales, fuertes en sabor. No son criollos puros, sino trinitarios, una mezcla genética entre el cacao criollo que es el más codiciado en el mundo, de mejor calidad, dulce al paladar, pero de raíces frágiles, y el cacao forastero o amazónico, el más amargo y rebelde de todos. Tanto que se utiliza para mejorar la genética de otros granos, para hacerlos más resistentes a las plagas, o a las arbitrariedades del clima.

Las últimas cifras documentales sobre la producción de cacao en el estado datan de 2017. Sobre el papel, el Ministerio de Agricultura y Tierras (MAT) registró que Bolívar tiene el potencial para producir 400 toneladas de cacao seco al año en sus más de mil hectáreas de terrenos cultivables. Una cantidad que representaría 2.35% de la producción nacional si se le compara con las estimaciones de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro). 

En los últimos ocho años, la producción de cacao en Bolívar ha tenido un crecimiento silencioso. El director del MAT en Bolívar, Francisco Fuenmayor, declaró para este trabajo que en la entidad hay 870 hectáreas sembradas de cacao. Según su balance oral – porque no hay acceso a cifras oficiales –  entre noviembre de 2022 y febrero de 2023, de los municipios Cedeño y Sucre Bolívar salieron 200 toneladas de cacao fermentado.

El Fondo para el Desarrollo Agrario Socialista (Fondas) Bolívar, por otro lado señala sin mayores detalles que la producción planificada del rubro podría sobrepasar la del estado Sucre, que actualmente representa 49% de la producción nacional de cacao. Especialmente si se potencia en los municipios Sucre, Piar, Cedeño, Padre Pedro Chien, Angostura y Caroní. 

Porcelana, carmín y guasare son algunos tipos de cacao criollo que se pueden encontrar en estas tierras. Los especialistas ven en este cultivo un potencial para recomponer tierras deforestadas por minería y otras actividades económicas. 

Bolívar, una región fronteriza sacudida por el extractivismo ilegal, ha sido una de las zonas del país más castigadas, por un lado, por el conflicto entre grupos armados por el control de los yacimientos y, por el otro, por una caída abrupta de los ingresos provenientes de las empresas básicas. La emergencia humanitaria que afecta a Venezuela desde 2018 ha tenido un especial recrudecimiento en las regiones alejadas del centro político del país.

Varias asociaciones cacaoteras, formadas en su mayoría por mujeres, luchan por dar una oportunidad a sus familias con la venta de chocolate orgánico.

En tres capítulos, la Red de Periodistas de la Amazonía Venezolana explica cómo es la producción del grano en Bolívar, por qué puede ser una solución para restituir los bosques deforestados, y una oportunidad de desarrollo para las comunidades rurales indígenas y no indígenas de Bolívar. 

El cacao es originario de la cuenca Amazónica. La memoria histórica demuestra que los estados que componen la región Guayana tienen un potencial ancestral para el cultivo del cacao aunque hoy no se les reconozca como importantes productores del grano. 

Los productores tienen la convicción de seguir utilizando sus tierras para el cultivo de cacao como estrategia para recuperar hectáreas de bosque deforestado por diferentes usos, pero auguran que el avance de la minería es inminente y que solo es cuestión de tiempo para que sus predios sean invadidos si el Estado no les protege. 

Licor, manteca, polvo, o barras de chocolate. Los productores quieren formar parte de la cadena de transformación del grano que se cultiva en sus tierras, para fijar el precio del rubro y generar fuentes de empleo en sus comunidades.

Reportería y textos:
Laura Clisánchez

Edición:
Marcos David Valverde
Óscar Murillo Hernández
Diseño y Montaje:
Roberth Delgado  

Fotografías: 
Laura Clisánchez
Matilde Hernández
Joelnix Boada  

Redes sociales:
Joelnix Boada

Este es un trabajo producido por la Red de Periodistas de la Amazonía Venezolana