Keys Bakery: 90 metros de longanimidad en Los Olivos

Un pequeño espacio para mostrar los productos del trigo, permite recibir y servir a los cientos de clientes que llegan a diario a buscar el pan nuestro de cada día en Ciudad Guayana.

Por Diana Gámez

En Keys Bakery cada metro ha sido utilizado con criterios de escasez, nunca con escasez de criterio. El corto y angosto mostrador permite que dos clientes puedan esperar su compra y que la banca electrónica haga lo suyo a punta de algoritmos. El resto del mobiliario son las vitrinas –de madera y vidrio- que permiten exhibir las diferentes formas, que unas manos laboriosas y dedicadas pueden darle a la masa de trigo con las que pueden satisfacer los requerimientos de exigentes paladares in situ, pero también seducen a través de las redes sociales a consumidores visuales -allende los mares-, que buscan darle un poco de dulce felicidad a sus familiares en Ciudad Guayana.  

Los dueños son una joven pareja que decidió quedarse. Ambos ingenieros. Ella en mantenimiento y él en ingeniería industrial. Los dos apostaron por una pequeña empresa que reinventan y recrean con frecuencia, para garantizar su rentabilidad y pagar salarios al personal que los acompaña. Siempre con responsabilidad y disciplina, en la desafiante tarea de mantener abierta una panadería, en una callecita de Los Olivos de apenas dos cuadras. 

Es la calle Castilla, de mucho simbolismo para quienes asumen retos en medio de serias y prolongadas adversidades, tal como lo hizo El Quijote en aquellos parajes que sirvieron de escenario para que el héroe universal de las letras castellanas se enfrentara a los gigantes -en forma de molinos de viento- que lo desafiaron en los Campos de Criptana, municipalidad de Castilla.

Un roble y una ceiba sombrean cada uno de los extremos de esta breve vía, y cuatro árboles de mango regalan unos minutos de frescor a los viandantes que recorren esta arteria vial. Justo frente a la mata de mangos dudú se puede leer -en un rectángulo que funciona como aviso publicitario- que allí se encuentra Keys Bakery.

 Keys Bakery inició su andadura el 9 de marzo de 2020, una semana antes del inesperado y sorprendente anuncio de la pandemia por la COVID-19, realizado por la Organización Mundial de la Salud, en la voz del etíope Tedros Adhanom, su presidente. Aquello frenó parte del sueño, pero no impidió seguir adelante con todas las restricciones que imponía una situación inédita en pleno siglo XXI. 

Las manos y el esfuerzo de James Massiah y de Keylemar Hernández se conjugaron en el firme propósito de apuntalar un proyecto en el que lo habían invertido todo, y por el que habían renunciado a sus trabajos, como docente universitario y como funcionaria de la gobernación del estado Bolívar. Perseverar, resistir y quedarse fue acertado, pues la propagación del virus era un problema global, que cerraba el acceso a todos los países del mundo. 

La humanidad se paralizó en su totalidad. La vida en general y la economía en particular tuvieron que detenerse abruptamente, por más de dos años, lo que obligó a que miles de empresas -grandes, medianas y pequeñas- bajaran la santamaría. No fue el caso de Keys Bakery, que logró mantenerse con una producción mínima de los pocos productos que compraban los vecinos. Aquello sirvió para acumular experiencia en medio de todo tipo de privaciones, lo que luego se tradujo en eso que se conoce como longanimidad, que significa grandeza y constancia de ánimo en las adversidades.

Han sido tres años de trabajo duro que han fortalecido las capacidades empresariales de Keylemar y de James. Después de cruzar el desierto están pisando firme en un cierto oasis, al que han arribado en este último año. Cuentan con una clientela fiel entre los vecinos de Los Olivos, otra que se desplaza desde varios puntos de la ciudad, y una que contrata sus servicios desde cualquier parte del mundo donde se encuentre un venezolano que tenga familia en Ciudad Guayana.

   Todo empezó en la casa familiar en la que viven desde hace 50 años. Habilitaron una entrada lateral para llegar a los 90 metros cuadrados, distribuidos entre el área de atención al cliente y el área de producción, ampliado hasta los 70m2. Suficiente, por ahora, para que salgan del horno la variedad de pan que ofrecen, las tortas de múltiples sabores, los brownies, croissant, golfeados, tequeños, bombas, pasapalos dulces y salados, además de los saludables keygourt que vuelan de los anaqueles por su probada calidad.

Quieren aportar más, por eso le dan espacio a encuentros de poesía, clases de pintura, reuniones de negocios, work coffee, talleres y club de lectura, en su esfuerzo por marcar la pauta en Guayana más allá de los libros.

Créditos

Director:

David Natera Febres

 

Coordinadora General:

Alicia Estaba

 

Edición:

Aymara Rodríguez

Beisys Marcano

Textos:

Diana Gámez

 

Fotografías:

William Urdaneta

Archivo Correo del Caroní

Montaje, diseño y diagramación web:

José Lugo

Roberth Delgado

Vicente Marcano

 

Redes Sociales: 

Mariannis Visaez

Joelnix Boada

 

Diseño Gráfico:

Roberth Delgado