Por Francesca Díaz
Para Yamilet Pinto, psicóloga de Guayana, la falta de proyección a futuro y los obstáculos que surgen consecuencia de la crisis que arropa al país y que dificulta trazar metas, han suscitado una generación de jóvenes que, a pesar de tener deseos de superarse, adolecen de la guía y orientación necesarias para comprender la importancia de los procesos y la evolución personal.
Chamos van, chamos vienen de su consulta, pero todos repiten incesantemente el mismo mantra: quiero irme del país, abstraídos con la idea de que otras latitudes cambiarán su realidad. En este sentido, la especialista insiste en la necesidad de que los jóvenes comprendan la importancia de la preparación para evitar que, al emigrar, caigan en situaciones peores de las que vivían estando en Venezuela.
“La mayoría no ven futuro, no ven qué pueden hacer aquí. Están frustrados porque quieren lograr algo, pero no saben cómo lo van a alcanzar. Entonces creen que la salida está en irse porque en otro lugar tendrán esa oportunidad. Algunos no tienen los recursos para irse y ahí empieza la frustración. No ven cómo plantearse metas alcanzables. Todo es muy difícil. Tienen recurso económico limitado, no hay conocimiento general de cómo hacer las cosas”, expone Pinto.
Aunado a la desesperanza, las nuevas generaciones se enfrentan a padres ausentes, estresados, esclavos de las cuentas y las facturas que muchas veces a raíz del agotamiento no tienen tiempo para conversar, meditar los planes y orientar a sus hijos.
En sus palabras, todo forma parte de la dinámica que nos ha dejado el estrés pospandémico, la crisis humanitaria, el fenómeno migratorio y una juventud que desea, de forma inmediata, mejorar su calidad de vida. ¿Cómo lo harán fuera del país? No lo tienen claro, pero cualquier alternativa es mejor que debatirse entre comer o pagar el pasaje para ir a la universidad, donde, además, se enfrentan con el déficit de docentes, la falta de material escolar y las infraestructuras en ruinas que ahora caracteriza las instituciones públicas.
“Cero negatividades”, “Deja la toxicidad”, “No seas nube negra” … son algunas de las frases que la especialista asevera caracterizan el positivismo crónico, un estado en el que muchos pacientes entran al querer negar la realidad poco agradable en la que viven.
Sin embargo, más allá de un estado de negación, Pinto se muestra convencida de la importancia de no negar el caos que nos rodea, pero afrontarlo desde una perspectiva consciente: qué puedo hacer para estar mejor dentro de mis posibilidades.
En cuanto a la población joven, ¿considera que las nuevas generaciones poseen una perspectiva optimista de la vida?
-Tenemos una generación de jóvenes desesperanzados. También hay otra cantidad de jóvenes que están interesados en ciertas cosas como el emprendimiento. Es bueno que el joven sepa que el emprendimiento es una gran idea, pero también debe saber que es necesario tener conocimientos.
Muchos están pensando que con redes sociales y dar a conocer un producto ya tenemos el trabajo hecho. Un emprendimiento implica proyección financiera, estructura de costos. El joven necesita definir qué quiere en la vida. Yo diría que se puede rescatar que los jóvenes están trabajando y haciéndose conscientes de lo que necesitan hacer para tener un futuro mejor.
Hay personas que dicen “en este país no se puede lograr nada”. A esas personas les pregunto “qué puedes lograr tú en otro país”. Porque hay chicos que dicen que en otro país pueden resolver, pero ahí están las noticias de cómo están las cosas en otros países. Afuera se puede lograr un futuro mejor, adentro también se puede lograr un futuro mejor; pero en ambos escenarios hay un protagonista que eres tú.
– ¿Cuál cree que es el mayor obstáculo para la juventud a la hora de diseñar su proyecto de vida?
– Algo que juega en contra del joven es la inmediatez: quiere los resultados ya. Yo siempre les explico que para usted ser licenciado tiene que estudiar. Tienes que pasar por eso. Para graduarme tengo que aprobar una tesis. Es un proceso. Puede ser más rápido, sí, pero vas a enfrentar situaciones difíciles. Hay que darse cuenta de que todo es un proceso. Incluso, para tener una mentalidad positiva, también es un proceso. La felicidad se logra pasando por un plan. Uno no nace siendo positivo o negativo: eso es aprendido.
-¿Cómo se puede guiar o empezar a trazar un proyecto de vida de forma consciente?
– Hay un grupo que quiere irse y no puede pagarlo. Eso en tu día a día te hará sentir frustración constante. Yo lo vivo con pacientes que, por ejemplo, estudian en universidades públicas. Quiero graduarme, pero puede inscribir solo 2 materias, hay paros, no puedo avanzar más porque no hay profesores. Eso hace que se retrase y lo frustra porque su proyecto es irse cuando se gradúe.
Cuando me toca enfrentarlo les pregunto: ¿te puedes ir ahora? La respuesta es no. Entonces les digo que deben pensar en qué pueden hacer para adelantar, hacer una lista o línea de tiempo. ¿Qué me separa de mi situación deseada? Por ejemplo, quiero graduarme e irme del país. Muy bien. Qué necesito hacer para lograrlo.
Ahí el joven debe hacer un plan: a dónde me iría. Segundo, me quiero graduar. Bien. Entonces inscribe una o dos materias si es lo que hay, pero tú estás avanzando. No te pares. ¿Cómo genero ingresos? Puedes trabajar. Piensa dónde te gustaría trabajar, cómo sería el horario que necesitas para trabajar. Dónde hay un trabajo como ese.
Ese acortar la brecha, buscar tareas, poner metas… Ahí la frustración se convierte en motivación. En metas realizables. Allí yo aplico un positivismo consciente. Me planteo qué acciones debo tomar para conseguir lo que quiero. Siempre pensar qué puedo ir haciendo, qué puedo hacer, qué opción tengo.
No hay que empeñarnos en lo que no podemos hacer, sino en qué cosas puedo hacer para enfocarme a la meta. Hay una falta de guía y proyección en los jóvenes. En esa inmediatez que nos regala la vida misma, ese querer todo ya. Esa inmediatez nos pasa. Por eso vuelvo a decirlo: todo tiene un proceso que no puede adelantarse.
Este proceso Yamilet lo vivió en carne propia cuando sus hijos emigraron. Reconoce haber pasado más de un año ahorrando para el viaje de sus hijos, quienes culminaron sus carreras y prefirieron salir a buscar oportunidades laborales. ¿Fue fácil? En lo absoluto. Es por ello que, asevera, aún con planificación hay retos que los jóvenes deben prepararse para afrontar cuando se alejan de sus hogares.
A su vez, la psicóloga destacó cómo las separaciones y las familias desmembradas han venido provocando un incremento considerable en las tasas de ansiedad y depresión en Venezuela. Por ejemplo, para los adultos mayores, quienes muchas veces quedan en condición de abandono dentro del país.
A propósito del abandono y la desesperanza, muchos adolescentes y adultos traducen su dolor en rabia y enojo para con todos. Para la especialista, este es uno de los mecanismos más dañinos, ya que provocan un desbalance de químicos cerebrales que provocan un estado de estrés crónico.
Más allá de los términos especializados, Yamilet lo ha vivido con mujeres que permanecen malhumoradas, adolescentes iracundos con la vida y niños que se muestran agresivos ante las situaciones de la cotidianidad.
A través de ello, ha podido comprender cómo una actitud de rechazo hacia el mundo va desmoralizando al portador y aislándolo de sus afectos, efecto, en la mayoría de los casos, contrario al deseado.
La burla constante hacia el optimismo ciego ha llevado a que muchas personas entren en un estado de enojo, rabia, desesperanza. ¿De qué manera esto les puede afectar a largo plazo?
-Hay personas que están en un estado de enojo constante y eso es generalizado. Ese estado es muy común. Cómo te afecta? Mira es un estado que genera una producción elevada de cortisol, es decir, estrés. Cuando hay un cortisol exacerbado te lleva a un estado de estrés crónico que afecta toda tu salud. La sangre se contamina y va por todo tu cuerpo. Afecta tus órganos. Se traduce en problemas del corazón, digestivos. Te conviertes en alguien irritable, negativa, frustrada. Como lo llaman ahora, tóxica. Una persona nube negra.
Estas son personas que sufren mucho. Muchísimo. Tienen malas relaciones interpersonales. Nadie quiere estar con ellas. Están solas porque no logran consolidar una relación de familia, de pareja. No tienen buena relación consigo mismas. Lo que tú enfocas, amplificas. Quien piensa solo en lo negativo, atrae esas cosas.
Y eso no significa que yo no pelee. Todos peleamos con las situaciones de la cotidianidad. Con Fospuca porque no nos deja pagar los impuestos, con las multas, con las situaciones. Pero yo tengo que enfocarme en tener paz. En pagar mi factura para poder declarar mis impuestos.
Cuando los pacientes asisten a su consulta, probablemente con mucho estrés o problemas ¿Cuál es la recomendación principal? ¿Qué tanto influye la actitud en sumar bienestar a su vida?
-Lo que enfoques, amplificas. Siempre en medio de las situaciones difíciles, hay algo positivo que no estás viendo. La gratitud alimenta una buena actitud. Hay que saber gestionar las emociones, observa tus pensamientos. Agradece a las personas que contribuyen a que tú estés. Observa tu capacidad, porque la gente que sigue en Venezuela ha tenido una capacidad de resiliencia y supervivencia espectacular. De alguna u otra forma, obtienen recursos para resolver el día a día. Una forma de gestionar eso es revisar tus pensamientos. Hay personas que reciben ayuda, pero siempre dicen que no tienen nada.
El índice de suicidios, según el Observatorio Venezolano de Violencia, se ha incrementado considerablemente en el país. Toda una generación no tiene acceso a la educación y la población mayor no puede sostenerse. ¿Cuál es el mensaje para esas personas que consideran que ya no vale la pena continuar viviendo en medio de la contingencia?
-Tengamos consciencia de lo que queremos lograr. No estamos solos. Nadie está viviendo la situación país solo. Así no tengas nada, siempre hay algo. Algo. Pidan ayuda. Es despertar la consciencia de que nosotros podemos lograr más y siempre va a ser desde la consciencia. No se debe negar una emoción. No debo negar que estoy frustrada, negativa, pesimista. Eso no es malo. No diré que siempre voy a pensar en positivo, que tengo que poner de mi parte…
Mi mensaje es despertar la consciencia del equilibrio en nuestras vidas. Hay que ser conscientes de todo lo que tenemos y queremos. Valora tus fortalezas, aprovecha las oportunidades. Siempre hay que ser conscientes de cada oportunidad de vida que tenemos. Eso nos va a ayudar a crecer.
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